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Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), hay 16.6 millones de peruanos que viven en inseguridad alimentaria moderada o severa; es decir, la calidad de los alimentos y su variedad se ve afectada y se pueden saltar las comidas, y en los casos severos no se consumen alimentos durante el día o más tiempo.

Además, la misma organización reveló que, cada año, el Perú pierde 12.8 millones de toneladas de alimentos, lo que representa el 47,6% de la producción peruana. Esta realidad fue la que impulsó la creación del Banco de Alimentos Perú (BAP) hace 10 años. Desde entonces, el BAP de manera pionera se encarga de recuperar alimentos y productos que han perdido su valor comercial, pero que se encuentran aptos para el consumo o uso, para luego brindarlos a personas que se encuentran en inseguridad alimentaria y así, mejorar su calidad de vida.

Desde el 2014, esta organización sin fines de lucro ha impactado a un millón de personas de 1,770 organizaciones sociales como comedores populares, ollas comunes, albergues, asilos, asentamientos humanos, colegios, hospitales, entre otros. Han distribuido más de 44,000 toneladas de alimentos en 19 provincias del país, como Lima, Piura, Lambayeque, La Libertad, Cusco, Loreto, Ica, Arequipa, entre otras.



Como parte principal de sus ejes, el BAP también ha fortalecido los conocimientos de miles de familias, lideresas de ollas comunes, comedores populares y otras organizaciones sociales en temas como nutrición, gestión del ahorro, emprendimiento, gestión financiera, manipulación de alimentos, entre otros, con la finalidad de fomentar la alimentación saludable, correcto consumo de alimentos y romper círculos de pobreza.

“Sabemos que en estos 10 años hemos logrado colaborar con el desarrollo del país y mejorar la calidad de vida de miles de personas, eso ha sido posible gracias al gran apoyo de nuestros aliados, del equipo BAP y voluntarios(as). ”, indicó Daniela Osores, gerente general del Banco de Alimentos Perú.

“De igual manera, es un momento para recordar que aún queda mucho por hacer y que Nuestra lucha continúa, ya que seguimos trabajando arduamente para disminuir el desperdicio de alimentos y generar conciencia entre la población. Agradecemos a todos aquellos que apuestan por nosotros y nos permiten seguir ofreciendo apoyo y creando oportunidades”, añadió.
Al respecto, Yenny, presidenta del comedor de Chorrillos, declaró: “Agradecemos al Banco Alimentos Perú por todo el apoyo y la ayuda que nos ha brindado. Nos ha permitido a nosotras ser un instrumento de ayuda para muchas madres, vecinas, mujeres, madres solteras, que necesitan de una mano en estos momentos”.

Cabe destacar que, en esta década, la organización ha llevado a cabo varios programas de rescate y proyectos de alto impacto. Siendo los más destacables: 

Proyecto rescate del agro: Proyecto pionero que busca incidir en el primer eslabón de la cadena productiva de la agroindustria, recuperando frutas y verduras del agro que no pueden ser comercializadas. Del mismo modo, fortalecen capacidades de las comunidades en el consumo de estos alimentos como parte de una dieta balanceada.

Proyecto de fortalecimiento de comedores populares y ollas comunes: Proyecto que impacta positivamente a más de 900 comedores populares y ollas fortaleciendo su liderazgo, sus buenas prácticas de manipulación de alimentos y su nutrición.


Sobre el Banco de Alimentos Perú

El Banco de Alimentos Perú se fundó el 15 de abril del 2014 como una organización sin fines de lucro diseñada para aliviar el hambre y luchar contra el desperdicio de alimentos en el Perú. Son pioneros en el rescate de alimentos, con altos estándares de calidad, y son el único Banco de Alimentos del Perú avalado por The Global FoodBanking Network. Asimismo, cuentan con la certificación AIB Internacional que respaldan sus procesos de gestión social, calidad y logística.

Desde hace diez años, el BAP se encarga de recuperar alimentos y productos que han perdido su valor comercial pero que se encuentran aptos para el consumo o uso. Del mismo modo, implementan proyectos de alto impacto en las comunidades para romper el círculo de la pobreza y la inseguridad alimentaria.